Una vida. 101 años transitados. Un siglo y un poquito más. Una mujer con historia creada por sí misma. Esa que pasó a su alrededor, que tal vez no trascendió, pero que carga en ella la misma importancia que los escritos en los libros.
Sus ojos y su alma han sido testigos de los hechos de la historia terrenal; de lo lindo, de los avances y el crecimiento de la sociedad. También, de la barbarie que las personas ejercieron en el mundo. Sabe de El Trébol, de la Argentina y más allá.
Catalina Ramonda, en el primer día de la vacunación a los adultos mayores de 90 años, con sus 101 vueltas al sol, recibió la valiosísima vacuna contra el COVID. Nada menos que la Sputnik V rusa.
No es solo un pinchazo, es valorar la vida. Es emoción pura. Haber luchado y ganado la batalla al virus. Resistir desde la vida. Aguantar el encierro, adaptarse a las nuevas normas y a realidad que se atraviesa.
Hoy, esa vacuna la hace libre y convierte cada amanecer de su vida en una celebración. De su boca solo salió agradecimiento, un “gracias” reiterado por tal acción.
La vacunación
Sobre un auto, Catalina fue recibida frente al CIC. Marisa Quevedo, junto a Jaqui Teloni y el resto del equipo, organizaron la vacunación para la comodidad y confort de los adultos mayores que fueron pasando y pasarán en esta jornada.
“Es un momento especial. Empezamos con la abuela Catalina con 101 años y ya tenemos a los demás esperándonos. Todo organizado como hicimos desde el principio: citamos a cuatro personas cada media hora; por la movilidad de ellos y si no pueden, venimos hacia el auto. Trataremos hoy de terminar las dosis que tenemos”, expresó Quevedo.