El Trébol alcanzó las 20 mil vacunas colocadas entre primeras y segundas dosis. Un número que impacta positivamente a simple vista; que da tranquilidad y esperanza. Y esto es porque no se trata sólo de una cifra, sino de personas; de vecinos de una comunidad que apostaron a la salud de manera colectiva.
La vorágine de la vida a veces nos hace creer que las cosas llegan por casualidad, y se dan como un hecho normal de la vida. Pero en cada acción, hay trabajo, hay responsabilidad, hay gestión y hay esfuerzo.
Cuando inició la pandemia, el miedo y el caos se apoderaron un poco del mundo. Las vacunas parecían estar lejos, eran inalcanzables y sólo destinadas a las grandes potencias mundiales. Pero por la decisión política del Estado y el acompañamiento de los gobiernos inferiores, la inoculación tomó ritmo y llegó a toda la población.
En los primeros días del 2021, allá por el 7 de enero, llegaron las primeras vacunas y un día después, bien temprano en la mañana, el personal de salud, ese que batalló incansablemente, se comenzó a inmunizar. Fueron las manos del equipo de vacunación del SAMCo, comandado por Jaqui y Marisa, quien colocó las Sputnik, Shinopharm, AstraZeneca, Covishield, CanSino, etc., que llegaron desde Rusia, China, Europa, Estados Unidos y con orgullo, desde la mismísima Argentina.
Transcurrieron 287 días, algo más de nueve meses, y en todo este tiempo, los vecinos de El Trébol pasaron por el Centro Integrador Comunitario, epicentro de la vacunación, y también por el Club Trebolense y por el Club El Expreso, instituciones que prestaron sus instalaciones para megaoperativos.
La vacuna fue y es sinónimo de cariño, de abrazos, de cercanía. Todavía se siente la emoción de aquellas primeras personas con sus casi 100 años y algunos menos también, que apostaban en esas dosis, volver a abrazar a sus hijos y nietos.
De ahí en más, en los pasillos del CIC, las promociones, los grupos de amigos y conocidos de volvieron a cruzarse. Todo un evento social y de reencuentro. Las fotos en las redes, las sonrisas bien marcadas y esa sensación de libertad.
Con adolescentes y niños pasando por las manos de las profesionales, se llegó a la dosis 20 mil. El orgullo de haberlo hecho juntos y como sociedad, se refleja en ese número.